Tradición del Cochinillo Asado en Segovia
El cochinillo asado forma parte de la cocina castellana desde la invasión del Imperio Romano a las tierras de Hispania. Es uno de los grandes legados que nos dejó la invasión romana de la península Iberica, junto con el vino. Durante esta época, el cochinillo asado era un manjar solo al alcance de la clase privilegiada.
Debido a la expansión de este plato por parte del imperio romano, el cochinillo asado es un plato muy popular en muchas regiones del antiguo imperio principalmente, pero también en muchas regiones orientales debido a su popularidad en el antiguo imperio chino… siendo la forma de elaborarlo y servirlo la principal diferencia.
Con el paso del tiempo, se fue perdiendo un poco la tradición debido a la situación económica, y los animales se dejaban engordar ya que ello suponía una obtención mayor de alimento.
Posteriormente, ya durante el siglo XVII, el cochinillo asado se hizo popular en las tabernas y figones de la zona castellana, que ofrecían este plato a los viajantes que se dirigían a la Corte.
En el siglo XX, el cochinillo tomo impulso como reclamo en el sector turístico, disputándose entre diferentes ciudades y regiones la mejor receta para atraer al turista. En esta “disputa”, el cochinillo segoviano alcanzo fama internacional, debido principalmente a dos factores fundamentales: su sencilla elaboración y su forma de cortarlo antes de ser servido.
Sobre su elaboración, mientras que en otras regiones hay tendencia a macerar, adobar y condimentarlo con diferentes especias, en el cochinillo segoviano prima la sencillez, utilizando únicamente agua y sal, potenciando su sabor natural y priorizando la materia prima. Por último, para demostrar su ternura, el cochinillo segoviano se parte con el canto de un plato que posteriormente se rompe delante del comensal.
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